11 de febrero de 2008

PROGRAMA PARA CUARESMA

No el poder, sino la humildad.
No la burla, sino el humor.
No el racionalismo, sino el Misterio.
No la introspección, sino la contemplación.
No la riqueza, sino la pobreza.
No el purismo, sino la inocencia.
No el «mal menor», sino la justicia.
No el «bien común», sino el «bien de todos».
No la interpretación, sino la Palabra.
No la «prudencia», sino la caridad.
No el abuso de bienes, sino el uso de bienes.
No la agitación, sino el silencio,
No la picardía, sino la simplicidad.
No el fanatismo, sino la fe.
No la opresión, sino la libertad.
No el Hombre, sino el hombre.
No dios, sino Dios.
No la letra, sino el espíritu.
No el primer lugar, sino el último.
No el egocentrismo, sino el humanismo.
No la instalación, sino la persecución.
No la institución, sino el Espíritu.
No una Iglesia instalada en el mundo, sino perseguida.
No el absurdo, sino el Misterio.
No la separación, sino la comunicación.
No mi voluntad, sino la voluntad del Padre.
No el refinamiento, sino el pan.
No la contemplación de uno mismo, sino el olvido.
No la autosuficiencia, sino la colaboración.
No el acomodo en la verdad, sino buscar la Verdad.
No la fuerza del rico, sino la debilidad del pobre.
No la evasión, sino la participación.
No el individualismo, sino la comunión.
No el Mal, sino el Bien.
No el Príncipe de este mundo, sino el Creador.
No la casuística, sino la Parábola.
No el desprecio, sino la compasión.
No «Mi Iglesia» , sino Nuestra Iglesia.
No la huida, sino la presencia.
No la publicidad, sino el testimonio.
No el molde, sino la levadura.

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